Un año más hemos celebrado el “Tiempo de la creación” El Tiempo de la Creación comienza el 1 de septiembre, Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y termina el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, nuestro Patrón y el santo patrono de la ecología.

En 1989 el Patriarca Ecuménico Dimitros I proclamó el 1 de septiembre como el Día de Oración por la Creación para los ortodoxos. Posteriormente, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) extendió la celebración hasta el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís. Por su parte, en 2015 el Papa Francisco hizo oficial el Tiempo de la Creación para la Iglesia Católica Romana.

Es un tiempo de gracia que la Iglesia, en diálogo ecuménico, ofrece a la humanidad para que renueve la relación con el Creador y con la creación, a través de la celebración, la conversión y el compromiso juntos. Es, la celebración ecuménica anual de oración y acción por nuestra casa común. Como se desprende de la carta que el 6 de agosto de 2015 escribió el papa Francisco para la institución de esta jornada.

“Espera y actúa con la creación”: es el lema que ha elegido el Papa para este año 2024 y en el nº 6 del mensaje el Papa nos dice: Esperar y actuar con la creación significa, en primer lugar, aunar esfuerzos y, caminando junto con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, contribuir a “repensar entre todos la cuestión del poder humano, cuál es su sentido, cuáles son sus límites. Porque nuestro poder ha aumentado frenéticamente en pocas décadas. Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia” (Laudate Deum, 28). Un poder incontrolado engendra monstruos y se vuelve contra nosotros mismos. Por eso hoy es urgente poner límites éticos al desarrollo de la inteligencia artificial, que, con su capacidad de cálculo y simulación, podría ser utilizada para dominar al hombre y la naturaleza, en lugar de ponerla al servicio de la paz y el desarrollo integral (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2024).