El ángel les dijo: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”
Lucas, 2, 10-12
¿Qué nos evoca la Navidad? Festividad anual en que celebramos el nacimiento de Jesucristo. Tiempo litúrgico que va desde Nochebuena hasta Reyes. Tiempo de reencuentro familiar, empresarial, laboral, educativo, es decir tiempo de amistad social.
Tiempo en que fluye la alegría y muchas emociones en todas las personas, pero de un modo especial en los niños como ilusión, esperanza, amor, felicidad; pero también se dan otras emociones no tan gratas, añoranza, tristeza y puede que hasta vergüenza cuando la situación económica no nos permite gozar de la amistad social.
En Navidad florecen muchas virtudes a favor de las personas y de la sociedad como la donación, la gratuidad, la ternura, la alegría, la generosidad, la solidaridad. ¿Y dónde encontramos la fuente de tanto bien? En Jesús, que se ha hecho como nosotros, que se nos ofrece como don y que nos enseña a ser don para los demás. En su vida entre nosotros nos dio ejemplo de tanto bien y nos dijo:
Yo soy el camino, y la verdad y la vida
Juan, 14,6
A veces se oye la frase “cada día es Navidad” y así nos lo expresaba Madre Teresa de Calcuta: Es Navidad cada vez que una luz brilla en las tinieblas. Cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano. Cada vez que estás en silencio para escuchar a otro. Cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad. Cada vez que esperas con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual. Cada vez que reconoces con humildad tus límites y tus debilidades. Es Navidad cada vez que en tu corazón abres sitio al Señor para darlo a los demás.
Que estas frases se hagan realidad en nuestro entorno familiar y social, depende de cada cristiano y de cada persona de buena voluntad.
